Jesús María Silveyra

viernes, diciembre 16, 2011

LAS GRULLAS


Las grullas saltan haciendo el amor,
junto al bosque nevado,
o se pintan el cuello con signos
en las aguas de un pantano.
 
Los hombres preguntan por su origen
y el porqué de andar migrando,
con ese mismo gracejo al caminar
o al remontar pesadamente el vuelo,
hasta alinearse dentro de una bandada
que pinta graciosas figuras en el cielo,
cuando abren sus alas majestuosas
y deshacen los moños negros
formando letras blancas en el aire.
 
Las grullas resignan su belleza individual
para integrarse dentro del grupo
y volverse parte de una comunidad,
que vuela cantando al unísono:
¡Viva la preciada libertad
de poder elegir nuestro lugar!

(*) Todos los derechos reservados. © Copyright 2011 Jesús María Silveyra. info@jesusmariasilveyra.com.ar



domingo, diciembre 11, 2011

ESA VOZ



Me atrae esa voz,
que clama en el desierto
y retumba
en el calor del aire
reseco por el viento.

La que se reviste de fuego,
bajo las noches heladas
iluminadas por el cero.
La que trae con el alba,
gotas de fresco rocío
alineadas como perlas.
La que alimenta
los pequeños corazones,
quebrados por la indiferencia.

Esa es tu voz, la mía y la de Juan
que despierta con la boca
rebosando de palabras,
para denunciar la realidad
sin perder la esperanza.


(Poema escrito al amanecer,
después de levantarme,
con los primeros versos
traídos del sueño)
(*) Todos los derechos reservados. © Copyright 2011 Jesús María Silveyra.

domingo, mayo 01, 2011

APÓSTOL DE LA MISERICORDIA

La figura de Juan Pablo II ha sido inmensa y el tiempo irá revelando distintos aspectos de la vida y el pensamiento de este gran hombre que será beatificado pasado mañana, día que este año coincide con la celebración de la Fiesta de la Divina Misericordia (el primer domingo después de la Pascua). Y no es casualidad que el Vaticano y su gran amigo, el papa Benedicto XVI, hayan elegido esta fiesta de la Iglesia para la ceremonia de beatificación. Fiesta que por otra parte fue instituida por el difunto Juan Pablo II para celebrar "el atributo más grande de Dios", según le dijera el Señor en sus revelaciones a la santa polaca María Faustina Kowalska. Fiesta en cuyas vísperas falleció el querido Karol Wojtyla el 2 de abril de 2005, no por casualidad, sino, a mi modesto entender, por gracia de Dios.

Hace nueve años, tuve la suerte de viajar a Polonia en coincidencia con la última visita que el difunto Santo Padre realizó a su país. Quería escribir un libro sobre esta devoción y los escritos de sor María Faustina Kowalska y, paralelamente, aproveché para asistir a las misas multitudinarias que celebró en Cracovia y sus alrededores, donde todas las homilías estuvieron centradas en el gran misterio de la misericordia de Dios. El Santo Padre no sólo había dedicado la segunda encíclica de su pontificado a este tema ( Divies in Misericordia ), en la que meditaba sobre la parábola del hijo pródigo, sino que él mismo había bregado por la causa de la beatificación y posterior canonización de sor Faustina (la llamada "vidente del Jesús Misericordioso"). Por esa razón, durante aquellos días en los que seguí con fervor y asombro la despedida que realizaba a su tierra (el pueblo le dispensó una muestra de amor inconmensurable, a tal punto que para la segunda misa se congregaron tres millones de personas), me pregunté el porqué de tal devoción en el Papa.

Una primera respuesta estaba ligada a su propia juventud, cuando comenzó a hablarse en Polonia de Faustina y sus escritos (la santa murió en 1938), en los que, si bien se destacaban palabras proféticas sobre el futuro de dolor que le aguardaba a la nación, una frase surgía como baluarte de esperanza para afrontar lo que se avecinaba: "Jesús, en vos confío". Creo que, en este sentido, la vida de Juan Pablo II estuvo apoyada sobre una confianza total en Jesucristo, además de la que profesó públicamente en María con aquel Totus Tuus .

Un segundo aspecto estaba vinculado con la proximidad física que tuvo con Santa Faustina, ya que el convento donde ella murió quedaba en el camino que Karol Wojtyla recorría diariamente, durante la ocupación alemana, para ir a trabajar a la planta de Solvay, por lo que transitarlo era encontrarse diariamente con el recuerdo de aquel mensaje recibido por la santa: "Proclama que la misericordia es el mayor atributo de Dios".

Al cabo de unos días, descubrí que, en realidad, dicha devoción estaba enraizada en el centro mismo de nuestra fe cristiana y que su Santidad quería recordarnos constantemente que Dios es fundamentalmente amor; que por amor a todos nosotros entregó a su propio Hijo en la cruz; que, como mencionaba Faustina en su diario, la misericordia estaba por encima de todo, incluso de la Justicia, y que Cristo, con su pasión y muerte, había detenido la vara de la Justicia para darle paso a la misericordia que se expresaba claramente en el perdón.

"Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen": Jesucristo era la misericordia de Dios encarnada, el amor hecho don y regalo para el hombre, el amor donado al entregar la vida por los otros. De allí que se le apareciera a la santa con aquellos dos rayos luminosos brotando de su corazón, diciéndole: "En la cruz, la fuente de mi Misericordia fue abierta de par en par por la lanza para todas las almas, no he excluido a ninguna". Curiosamente, aquellos rayos de color rojo y blanco no sólo representaban la sangre y el agua salidas del costado herido por la lanza sino que, a la vez, correspondían a los de la bandera de Polonia.

"Dios es misericordioso y nosotros debemos actuar de igual manera con nuestros semejantes", nos repetía Juan Pablo II aquella vez, y su vocero, Joaquín Navarro Valls, recalcaba que ése era el sentido pastoral del viaje más allá de las connotaciones emotivas. Al escuchar al Papa, recordé que él mismo, luego del atentado que sufriera el 13 de mayo de 1981 en la Plaza de San Pedro, se acercó a la cárcel romana donde se encontraba el turco Mehmet Alí Agca (quien le disparó a pocos metros de distancia) para perdonarlo. Ese acto, que llenó de asombro al mundo entero, estaba totalmente ligado a la importancia que Juan Pablo II le daba a la misericordia y a la necesidad de abrazar la miseria del otro mediante el perdón. Fue ese recuerdo el que me dio la respuesta final para entender el camino de imitación de Cristo que nos proponía Juan Pablo II, más que con palabras con el propio obrar.

Teniendo en cuenta la necesidad de reconciliación, diálogo y perdón que existen en tantos lugares del mundo y en la Argentina en particular, sería bueno meditar en estos días sobre el testimonio de este apóstol de la misericordia, que perdonó aun a quien intentó asesinarlo.

Termino con este pensamiento expresado por Juan Pablo II en aquella oportunidad en Polonia: "Ha llegado la hora de llevar el mensaje de Cristo a todos; a los dirigentes y a los oprimidos, a todos aquellos cuya humanidad parece perdida en el misterio de la iniquidad. El mensaje de la Divina misericordia es capaz de llenar los corazones de esperanza y pasar a convertirse en el fundamento de la nueva civilización: la civilización del amor".

Es de esperar que en los próximos años el Vaticano cumpla con aquel deseo de la multitud que se juntó en la Plaza de San Pedro el día de su funeral y lo proclame: "¡Santo ya!".

viernes, marzo 18, 2011

EL CASO DE ASIA BIBI


Un caso emblemático de la persecución a los cristianos

Buenos Aires, 18 Mar. 2011 (AICA)

Pese al extraño silencio de las agencias internacionales de información, es innegable la existencia en el mundo de millones de personas perseguidas por su credo religioso, particularmente en los países musulmanes y otros de Oriente. Uno de esos países es Pakistán, donde puede decirse que el caso Asia Bibi, seguido de dos asesinatos de funcionarios gubernamentales, puede erigirse en paradigma de esta abierta persecución, en la que los cristianos llevan la peor parte.
Con el propósito de resumir e informar al público argentino sobre el drama de los cristianos en Pakistán, el escritor Jesús María Silveyra, autor de “Diálogo con el Islam” y “Los mártires de Argelia”, envió a AICA la siguiente nota.
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El caso de Asia Bibi
Asia (Aasiya) Bibi, es una mujer cristina, pakistaní, de 45 años, esposa y madre de cinco hijos. En junio de 2009, mientras trabajaba cerca de la aldea de Ittan Wali (provincia de Punjab), le pidieron que fuera a buscar agua para mitigar el cansancio de la labor agrícola. Al volver con el agua, ninguna de las mujeres musulmanas que trabajaban con ella quiso beberla, diciendo que el agua estaba impura ya que ella era cristiana y la había tocado, y que debía convertirse al Islam.
Supuestamente hubo una discusión posterior en la que Asia les dijo que Jesucristo había dado su propia vida en la cruz por los pecados de la humanidad y les preguntaba qué cosa había hecho el profeta Mahoma por ellas.
Sus compañeras lo consideraron una blasfemia contra el Profeta, y la denunciaron ante un imán del pueblo, casado con una de ellas. Asia Bibi fue detenida y acusada por violación del artículo 295 del Código penal pakistaní (conocido como “ley antiblasfemia”), que prevé hasta la pena de muerte para aquella persona que blasfeme contra Mahoma.
Inmediatamente fue detenida y confinada en una prisión, generando una cadena de reacciones entre la minoría cristiana de Pakistán (son el 4%) y, posteriormente, en el mundo entero. Sin embargo, el 8 de noviembre de 2010, el juez Naveed Iqbal, la condenó a morir en la horca. Según comentó su abogado, el juez fue a la prisión a decirle que si se convertía al Islam sería perdonada, a lo que Asia Bibi respondió que prefería morir como cristiana que salir de la prisión siendo musulmana. Y agregó: "Yo no soy una criminal, no hice nada malo. He sido juzgada por ser cristiana. Creo en Dios y en su enorme amor. Si el juez me ha condenado a muerte por amar a Dios, estaré orgullosa de sacrificar mi vida por él".
Protestas y manifestaciones a favor de Asia Bibi
Durante todo el año 2010, tanto en el exterior como en el interior de Pakistán, distintas organizaciones y personalidades se movilizaron para pedirle al presidente de Pakistán, Asif Ali Zardari, que indultara a Asia Bibi, según las atribuciones del artículo 45 de la Constitución Nacional.
En el exterior, fue la voz del papa Benedicto XVI la que se levantó en varias oportunidades pidiendo su liberación, bregando por la tolerancia religiosa y el diálogo fructífero entre cristianos y musulmanes. En el interior, fueron el gobernador de Punjab, Salman Taseer (musulmán) y el ministro de las Minorías, Shabaz Bhatti (católico), quienes más lucharon por conseguir no sólo el indulto presidencial, sino la modificación de la legislación “antiblasfemia”.
Finalmente, el Presidente (viudo de Benazir Bhutto), en noviembre de 2010, le concedió el indulto de la pena de muerte, lo que generó reacciones y manifestaciones de los grupos islámicos más radicalizados.
Asesinatos
Así, el 4 de enero de 2011 el gobernador de Punjab, Salman Taseer, fue asesinado por uno de sus custodios, atribuyéndose el asesinato el grupo extremista “Tehrik-e-Taliban”, acusándolo de estar a favor de la liberación de Asia Bibi y la modificación de la legislación antiblasfemia.
Otro tanto ocurrió el pasado 2 de marzo, con el Ministro de Minorías, Shabaz Bhatti. Este joven ministro católico, de 43 años, fue detenido cuando circulaba en auto por una calle de Islambad (capital de Pakistán), lo obligaron a bajar del coche y lo mataron a mansalva. El mencionado grupo talibán se adjudicó también el hecho.
Verdadero mártir de la fe
Es de notar que Shabaz Bhatti (a quien los obispos de Pakistán postularán como mártir), no llevaba custodia y hacía un tiempo, a raíz de las continuas amenazas de muerte recibidas, había escrito: “Yo quiero servir a Jesús como un hombre normal. Este amor me hace feliz. No quiero popularidad, no quiero posiciones de poder. Sólo quiero un lugar a los pies de Jesús. Quiero que mi vida, mi carácter, mis acciones hablen por mí y digan que estoy siguiendo a Jesucristo. Este deseo es tan fuerte en mí que me consideraría un privilegio el que, en este esfuerzo y en esta batalla por ayudar a los necesitados, a los pobres, a los cristianos perseguidos de Pakistán, Jesús quisiera aceptar el sacrificio de mi vida. Quiero vivir por Cristo y quiero morir por él. No siento miedo alguno en este país. Muchas veces los extremistas han tratado de asesinarme o de encarcelarme; me han amenazado, perseguido y han aterrorizado a mi familia. Los extremistas, hace unos años, pidieron incluso a mis padres, que me convencieran para que no continúe con mi misión de ayuda a los cristianos y los necesitados, pues de lo contrario me perderían. Pero mi padre siempre me ha alentado. Yo digo que, mientras viva, hasta el último aliento, seguiré sirviendo a Jesús y a esta humanidad pobre, que sufre, a los cristianos, a los necesitados, a los pobres”.
Asia Bibi amenazada de muerte
Pese a estos lamentables sucesos, el caso de Asia Bibi no se cerró. Si bien en principio se libró de morir en la horca, por el indulto presidencial, permanece en la prisión de Sheikhupura, bajo estrictas medidas de seguridad, a la espera de la decisión final del Tribunal Supremo de Lahore, donde se interpuso un recurso de amparo contra el indulto.
Son constantes las amenazas de muerte para ella y su familia. El marido está desesperado y teme por la vida de sus hijas. Hace unos días colocaron una leyenda frente a la prisión diciendo que Asia Bibi seguiría los pasos de Salman Taseer y de Shabaz Bhatti.
El mundo libre debe pedir la libertad de Asia Bibi
El 5 de marzo, el cardenal Jean-Louis Tauran, encargado del Diálogo Interreligioso del Vaticano, presidió una misa en honor del ministro asesinado y señaló: “Ser cristianos es hacer siempre una elección, entre la luz y las tinieblas, entre la fe y la ley, entre la vida y la muerte, entre el Dios revelado por Jesús y la sabiduría humana, entre servir y dominar”.
Es evidente que, tanto Shabaz Bhatti como Asia Bibi, hicieron su elección. Es cuestión de nosotros, sus hermanos cristianos, de los musulmanes de buena voluntad y de todos los hombres libres que se precien de defender los derechos humanos, exigir la inmediata liberación de Asia Bibi, esta sencilla mujer paquistaní, que está dando ejemplo de dignidad al mundo entero.+

jueves, marzo 17, 2011

OREMOS POR JAPÓN


En el corazón herido de una nación,
sufrida por tantos cataclismos:
terremoto, tsunami y fuga nuclear;
un matrimonio busca, llorando,
a un hijo perdido en los escombros.

No saben si fue la tierra al moverse,
la ola al llevarse todo por delante,
o la desesperación.

La cuestión es que no lo encuentran
y ya no saben qué hacer,
porque el frío amenaza
y la nube radioactiva también.

En el corazón partido de Japón,
ni siquiera el color de una flor,
puede aplacar tanto dolor.

La mujer y el hombre
tomados de la mano,
se preguntan por qué razón,
justamente, al único hijo querido
se lo ha llevado el gemido de la Tierra.

La mujer y el hombre,
unidos en el puente de la lágrima,
abrumados por el misterio,
consagran la vida del hijo
al Dios de sus ancestros,
que parece haber desaparecido
bajo la ola de racionalidad,
científica y abusadora,
de una central atómica
creada por el hombre,
para justificar
el uso pacífico de una energía
que jamás debió ser generada.

jueves, marzo 03, 2011

EL CONTAGIO DE LA LIBERTAD


Todo lo que viene sucediendo en Túnez, Egipto, Libia y otros países árabes (Yemen, Bahréin, Argelia, Marruecos, etc…), nos llena de esperanza en la medida en que vemos cómo grupos heterogéneos de ciudadanos quieren ponerle fin a dictaduras o tiranías que llevan años en el poder. Estos movimientos “liberadores” están basados en la justicia de ciertas verdades aceptadas por quienes en el mundo nos consideramos democráticos y republicanos, tales como: transitar libremente por un país, publicar las ideas sin censura previa, tener derecho a la propiedad privada, ejercer toda industria lícita, poder elegir a quienes nos gobiernan, profesar libremente nuestro culto, etc… Por supuesto, existe un cierto temor en los países desarrollados de Occidente, acerca del resultado final de estos acontecimientos, dado que muchos de estos países árabes son productores y abastecedores de petróleo y existe la posibilidad de que grupos “integristas” islámicos puedan acceder al poder.
Esta última postura estaría en la línea del mejor “malo conocido que bueno por conocer”. De allí que al principio hubo muestras exageradas de silencio ante, por ejemplo, los sucesos que desencadenaron la caída de Mubarak en Egipto, o los hechos fatales que se iban produciendo en Libia, donde los medios hablan de centenares de muertos. Pareciera que nadie se quisiera meter del todo en el asunto por temor a equivocarse y que finalmente resulte para Occidente un “tiro por la culata”. Sin embargo, frente a estas dudas racionales debe oponerse el optimismo y la esperanza que despierta el contagio de la libertad que desean los pueblos, libertad que difícilmente vaya a ser negociada por otro tipo de tiranías, como podrían ser las que plantea el “integrismo” o “fundamentalismo” islámico. Ese contagio optimista de la libertad debe hacernos pensar en la posibilidad de que se formen verdaderas repúblicas árabes más al estilo de la democracia turca que de la teocracia iraní. El hecho de que el dictador Khadafi asuste a Occidente diciendo que todo esto es obra de Ben Laden, esta muy cerca de una visión maniquea que se quiere asociar con todo el Islam y el dictador libio hace usufructo de ella aunque se dice a sí mismo sufista.
Estos mismos aires de libertad deberían contagiar a los Latinoamericanos, especialmente a los cubanos, para pedir el fin de la dictadura de los hermanos Castro, en forma pacífica pero persistente. Porque no es en vano repetir que en Cuba no existen las libertades fundamentales consagradas en una democracia republicana, tal como hemos podido comprobar quienes conocemos esa hermosa isla caribeña. Asimismo, sería parte de ese sueño de contagio universal de la libertad, pensar que nuestros hermanos venezolanos pudieran hacer otro tanto, exigiéndole a Chávez elecciones transparentes y la devolución de las libertades de expresión y el derecho a la propiedad privada que son conculcadas con mayor frecuencia y virulencia.
¡La verdad nos hará libres!, y bien vale la pena contribuir a contagiar esta esperanza de libertad que flota en este momento en el mundo, para que el futuro nos depare una vida en fraternidad universal, con más justicia, progreso y libertad.